Tradiciones culinarias de Año Nuevo: cómo aparecieron las ensaladas de Año Nuevo en la mesa festiva de los habitantes de Rusia
El Año Nuevo es una fiesta especial para los habitantes de Rusia, que celebran con familiares y amigos. Desde unas semanas antes se respira un ambiente pre-festivo en los hogares: la gente compra regalos, decora árboles de Navidad y planea cómo pasará la celebración. Una parte no menos importante de la preparación es el menú del banquete, porque el Año Nuevo no es sólo una fiesta, sino también una especie de maratón culinario.
Cocinar platos tradicionales de Año Nuevo se ha convertido en parte integrante de la cultura rusa. Ensaladas, aperitivos, platos calientes, postres y bebidas: cada elemento de la comida festiva tiene su propia historia. ¿Qué platos han sido un símbolo del Año Nuevo en Rusia durante muchos años y cómo se ganaron el corazón de los habitantes del país?
Ensalada Olivier

Un atributo invariable de la mesa de Año Nuevo en Rusia: la ensalada Olivier, o como la llaman en algunos países extranjeros, "ensaladilla rusa". Su historia comenzó a mediados del siglo XIX, cuando el chef francés Lucien Olivier trabajaba en el restaurante moscovita "Hermitage". El plato que ofrecía a sus sofisticados clientes era único: combinaba urogallo frito, cuellos de cangrejo de río hervidos, patatas, hojas verdes de ensalada, aceitunas, pepinos frescos, trufas y cubitos de lanspik (caldo espeso de carne). Todos los ingredientes se aliñaron con provenzal casero mezclado con una sabrosa salsa de soja-caboule (salsa de soja fermentada). El propio Olivier mantuvo la receta en secreto. El método de preparación, cercano a la obra maestra gastronómica original, empezó a figurar en libros de cocina en las décadas siguientes, cuando la ensalada se hizo tan popular que entró en el menú de todos los establecimientos de restauración de élite.
Con el tiempo, la receta sufrió cambios, y en la segunda mitad del siglo XX aparecieron versiones simplificadas de la ensalada Olivier: ensalada "Stolichny" con pollo, patatas, pepinos, huevos y cangrejo, ensalada de carne con ternera o lengua y otras variantes. Al mismo tiempo, se podía sustituir cualquier ingrediente, lo que permitió cocinar el plato en condiciones de escasez de alimentos en los años ochenta. En invierno, cuando era difícil conseguir ingredientes frescos, la ensalada empezó a prepararse exclusivamente para las grandes fiestas, y con el tiempo se convirtió en un símbolo de la fiesta de Año Nuevo.
Ensalada "arenque bajo un abrigo de piel"

La base de la receta se tomó prestada de las ensaladas de pescado europeas del siglo XIX, pero el "arenque bajo un abrigo de piel" recibió su nombre en Rusia. Hay una leyenda que dice que el prototipo fue un aperitivo frío de pescado preparado en 1883 con motivo de la coronación de Alexánder III: "Trucha de Gátchina de la coronación bajo un abrigo de piel".
La ensalada de varias capas, en la que el arenque sirve de base y encima se colocan patatas, zanahorias, remolacha, cebollas y mayonesa, también ganó popularidad en la URSS por su sencillez y disponibilidad.
Jolodets y áspic de pescado

El jolodets, también llamado gelatina, se elabora a partir de caldos concentrados de carne. El origen exacto de este plato se desconoce, pero está claro que pudo originarse allí donde el clima permitía el uso de la escarcha como conservante natural. Cuando el caldo de carne se dejaba al frío, se convertía en una golosina nutritiva y gelatinosa fácil de conservar.
Durante el periodo soviético, el jolodets se convirtió en parte integrante del banquete de Año Nuevo, junto con el "olivier" y el "arenque bajo un abrigo de piel". Sin embargo, hoy en día cede cada vez más terreno a otros platos en la mesa festiva, perdiendo su antigua popularidad, y los jóvenes a menudo perciben el "jolodets" con desconcierto, al no compartir el sabor, que dio origen al ambiente de la fiesta en la generación de más edad.
A su vez, el "áspic de pescado" se asoció con el Año Nuevo gracias a la película soviética "Ironía del destino, o buen baño de vapor".
Bocadillos con espadín, caviar y pescado rojo
En la mesa de Año Nuevo siempre hay aperitivos variados, y entre ellos los bocadillos ocupan un lugar especial. Espadín, caviar rojo, rodajas de pescado ligeramente salado: estos productos son ideales para los canapés festivos. Esta tradición culinaria, como la mayoría de las demás, llegó a los habitantes de Rusia desde la época soviética, cuando estos aperitivos se consideraban un símbolo de lujo y festividad
Mandarinas
Para los habitantes de Rusia, las mandarinas hace tiempo que perdieron su conexión con los países cálidos donde maduran. Estos cítricos han pasado a formar parte de un cuento de hadas invernal en el que su color brillante y su aroma anuncian la llegada del Año Nuevo.
Hasta los años sesenta, las mandarinas eran una rareza disponible sólo en las regiones meridionales, pero todo cambió con la llegada del primer barco de carga seca procedente de Marruecos en 1963. Desde entonces, esta fruta africana llena las mesas festivas. El dulce aroma de las mandarinas es una señal invisible para los habitantes de Rusia: ¡el Año Nuevo ya está llamando a la puerta!
La magia de los detalles: la decoración de la mesa como ritual festivo
La mesa de Año Nuevo se convierte en el corazón de la fiesta gracias a su especial puesta en escena. Son los detalles -desde las ramas de abeto hasta la suave luz de las velas- los que hacen mágica la velada, convirtiendo una mesa corriente en un símbolo de calidez hogareña.
La agencia de noticias Omsk Zdes, colaboradora de la red TV BRICS, aconseja elegir un estilo determinado (por ejemplo, clásico, rústico, minimalista o boho) y ceñirse a una única paleta de colores para servir la mesa de Año Nuevo. También se recomienda elegir una vajilla escalonada y textiles en tonos que armonicen con ella.
El Año Nuevo es una época de milagros y acogimiento familiar, que se siente especialmente en la mesa festiva, que no es sólo un lugar para las comidas, sino también el centro de la celebración, donde cobran vida las tradiciones, suenan cálidos brindis y se piden los deseos más preciados. La luz parpadeante de las luces de Bengala, el aroma de las ramas de abeto y las mandarinas: todo ello crea una atmósfera mágica que une a la gente.
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